JOVEN CON SÍNDROME DE ASPERGER SUPERA SUS LIMITACIONES

A juzgar por la manera tan elocuente en que el joven Josué Ramírez Vargas explica cómo superó sus limitaciones sociales a causa del síndrome de Asperger, es claro que tiene ante él un gran futuro.

Pero si eso no fuera suficiente, saber que fue uno de los graduados de escuela superior de este año con más alta puntuación en la prueba de aptitud académica del College Board disiparía cualquier duda.

Josué, de 18 años, es egresado de la escuela Thomas Armstrong Toro de Ponce, y es de Ponce.

“Dicen que Ponce es Ponce”, comentó la entrevistadora para romper el hielo.

“Sí, pero eso no tiene nada que ver. Todo es por esfuerzo”, ripostó enseguida y muy en serio.

Esta semana Josué comienza su vida universitaria en el Recinto que tiene la Universidad de Puerto Rico (UPR) en la Perla del Sur, y de ahí planifica trasladarse al Recinto de Mayagüez para completar un bachillerato en ingeniería en computación. Su sueño es desarrollar herramientas que hagan el estudio de las matemáticas más sencillo.

“Tú puedes encontrar múltiples formas de llegar a un mismo lugar y de eso mismo se trata la matemática, de encontrar tu camino”, comentó al respecto.

¿Qué ideas has podido desarrollar ya para crear esos caminos distintos?

“Yo estudio en la Thomas Armstrong. Uno de los requisitos de graduación es hacer una investigación sobre matemática y la mía tenía que ver con el número áureo. Era básicamente tomar el número áureo (un número irracional) y cada vez que lo multipliques por sí mismo puedes encontar el resultado de una forma más sencilla… Ahora estoy trabajando en cómo puedo tomar el método que utilicé y generalizarlo a todos los números”.

El número áureo se escribía con caracteres de oro en los sitios públicos de Atenas, y correspondía al año en que, cada 19, se volvían a repetir las fases lunares en las mismas fechas, según el ciclo que descubrió el astrónomo griego Metón en el año 432 antes de Cristo.

Josué, el menor de tres hermanos y ya es tío de tres, fue uno de los 100 jóvenes que reconoció ayer la Fundación Banco Popular con el Premio Excelencia Académica Rafael Carrión, Jr. por su desempeño académico y por haber obtenido una de las más altas puntuaciones en el College.

¿Para llegar hasta aquí cual fue el mayor reto que tuviste que superar?

 

“No tuve nunca muchos retos cuando se refiere a los académicos. Con lo que sí tuve un poco de problema fue con lo social”.

¿Por qué?

“Porque yo tengo síndrome de Asperger. En otras palabras, soy autista. Debido a eso tengo muchos problemas para socializar con otras personas. Especialmente cuando era pequeño, en elemental y en intermedia. Yo, literalmente, cuando iban a jugar baloncesto y todo eso, yo me salía y me aislaba de todas esas personas porque mi forma de ser es bien rara, y debido a eso tenía muy pocos amigos, y tenía muy poca capacidad de hacerlos. En lo social siempre estuvo esa discapacidad”.

¿Cómo lo manejaste?

“Por terapia. Fue gracias a mi familia, a las múltiples terapias que cogí que pude superar esa dificultad y realmente me es bien difícil a veces recordarlo porque (pausa)… porque como muchas personas que están en el espectro del autismo podrán entender, aunque nosotros tenemos dificultad para hablar con otras personas, no necesariamente quiere decir que a nosotros no nos gusta o simplemente queremos estar aislados de todas las personas. Es simplemente que debido a la forma en que nosotros actuamos, como que entendemos que somos raros y como que no pertenecemos a ningún grupo”.

¿Qué le dirías a los chicos que están donde estabas tú antes de la terapia y antes de poder explicar lo que ocurrió en tu vida, a esos chicos que se están aislando, que no pueden dar el paso que diste tú? ¿Qué les dirías a ellos, a sus familias, a sus compañeros?

“El autismo es una cosa bien difícil. Piensas de una forma bien diferente. Lo único que le puedo decir a las personas que están dentro del espectro del autismo es que no se pueden rendir. No se pueden rendir. Porque (suspira)… ¡Claro!, el autismo es incurable. Nunca realmente vas a llegar a un punto en donde puedas decir: ‘¡Ah! Puedo ser como estas personas!’. Pero eso no quiere decir que por simplemente rendirte vas a llegar a algo. Es mucho mejor seguir peleando y llegar, que no hacer nada. Y eso realmente me ha ayudado mucho en los estudios, porque yo estuve peleando muchísimo con mi autismo y eso me ha enseñado que si realmente quieres lograr algo tienes que realmente esforzarte para lograrlo”.

¿Cómo te sientes ahora con relación a eso?

“Se me hace más fácil porque ya yo tengo formas de disfrazar mis conductas en formas cómicas. Como por ejemplo, yo a veces hago ciertas cosas y cuando las personas me dicen que hice algo mal, pues simplemente yo me disculpo con ellas primero, pero siempre trato de hacerlo como si fuera un chiste, para que por lo menos de esa forma ellos puedan entender. Esa es una cosa que siempre noté, cada vez que yo hacía algo cómico para disfrazar ellos siempre entendían que yo realmente lo lamentaba, pero que a la misma vez me estoy esforzando para salir adelante”.